En la primera ola de contagios de la Covid-19, Loreto fue uno de los departamentos más golpeados. Sin embargo, la llegada de la pandemia a esta parte del Perú también agudizó otra emergencia que se mantuvo latente por décadas: el embarazo adolescente. Hasta el cierre de este reportaje, el Minsa registró 1.845 partos en jóvenes loretanas de 15 y 19 años, la segunda cifra más alta, después de Lima
Fotografía: Juan Antonio López Soria
Por: Juan Antonio López Soria
María* recuerda que, en casa, nunca hablaron de educación sexual. A sus 14 años, los cambios propios de la adolescencia originaban en ella dudas sin respuesta alguna. “Parábamos más tiempo solas, con mis otras dos hermanas y nuestra única obligación era ir a la escuela”, cuenta.
Hablar de métodos anticonceptivos -asegura- era un tema tabú, incluso para su madre, quien pasaba gran parte del día trabajando como auxiliar en una escuela inicial en la localidad de Shucushyacu, a dos horas en deslizador de la ciudad de Yurimaguas, en Loreto.
“En el colegio nos hablaban de los riesgos de mantener relaciones sexuales sin protección, como quedar embarazada o contraer alguna enfermedad, pero al final no sabía dónde conseguir ni cómo usar (los métodos anticonceptivos)”, recuerda.
Una adolescente desinformada es una adolescente en riesgo, muestra de ello son los índices de embarazo adolescente en el Perú, una emergencia que se ha agudizado con la llegada de la pandemia, afectando severamente zonas rurales como las que se ubican en la selva peruana.
Las consecuencias de tan desalentador panorama están reflejadas en cifras. La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) muestra que los índices de embarazo adolescente en el Perú no se han reducido significativamente en los últimos 30 años. Por ejemplo, en el 2019 reveló que el 12.6 % de las adolescentes ya eran madres o estaban embarazas por primera vez, de las cuales el 41.7 % solo contaba con primaria completa y un 23.5 % residían en la selva.
Loreto es aún uno de los departamentos más golpeados por este problema de salud pública, de derechos humanos y de oportunidades. En el 2017, la ENDES informó que el 34 % de adolescentes ya eran madres o estaban embarazadas por primera vez, lo que representó la tasa más alta a nivel nacional y de la que forma parte María, quien ahora, a sus 21 años, cuida de su hijo de 7.
Brechas latentes
Con la presencia del nuevo coronavirus, el acceso a información clara, precisa y oportuna, así como a métodos anticonceptivos eficaces se ha convertido en un calvario en gran parte del Perú, como es el caso de Loreto, con múltiples barreras que impiden a una adolescente planificar su vida y tomar decisiones al respecto.
Según el Sistema de Registro del Certificado Nacido Vivo (CNV) del Ministerio de Salud (Minsa), hasta el cierre de este reportaje, 20.018 adolescentes entre 15 y 19 años ya eran madres en Perú. Del total, Loreto ocupa el segundo lugar con 1.845 casos, después de Lima. Si bien son cifras oficiales, muestran una realidad parcial dado que, por ejemplo, no se consideran aquellos casos extrahospitalarios.
Fuente: Sistema de Registro del Certificado Nacido Vivo
Desde el Minsa se ejecutaron diferentes estrategias para reducir estas alarmantes cifras, como la implementación de los Servicios Diferenciados para la Atención Integral de Adolescentes (SDA).
Según la norma técnica, todos los establecimientos de salud, sin excepción alguna, deben brindar atención integral a adolescentes, en paquetes básicos, completos o especializados, dependiendo el nivel de atención; sin embargo, desde antes de la pandemia, ya venían presentando serias deficiencias en recurso humano y logístico. Con la presencia de la Covid-19, esta crisis se acrecentó, ocasionando el cierre prologando de gran parte de los servicios.
“Hay que tener en cuenta que cerca del 50 % de establecimientos en Loreto, entre postas y centros de salud, son administrados por técnicos. Entonces, con la pandemia resultó muy complicado encontrar estos servicios diferenciados, a comparación de los hospitales donde sí hay porque tienen mayor capacidad resolutiva”, indica Édison Domínguez, secretario técnico de la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza (MCLCP) en Loreto.
Fuente: Norma técnica para la atención integral de salud de adolescentes - 2019
En el 2017, la Defensoría del Pueblo, con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), realizó una supervisión a nivel nacional a establecimientos de salud que brindan servicios diferenciados en ambientes exclusivos. En aquella ocasión concluyeron que solo el 57 % contaba con uno. Entre las razones de la falta de acondicionamiento, los responsables indicaron que se debía a problemas de infraestructura; es decir, no contaban con espacios o los compartían con otros departamentos sanitarios.
Por otro lado, señalaron que el 25 % de establecimientos supervisados exigía la presencia del padre o la madre para que el o la adolescente reciba información o métodos anticonceptivos, pese a que en el Perú, a partir de los 14 años, una menor de edad puede solicitarlo sin compañía alguna y así no tenga seguro de salud, según la Ley de Atención Integral de la Salud del Adolescente.
En el 2019, un total de 2.931 servicios diferenciados estaban activos a nivel nacional. Ese año, la Asociación Kallpa, organización comprometida en mejorar las condiciones de vida de niños, niñas y adolescentes, realizó un monitoreo similar a 47 establecimientos ubicados en la zona periurbana de Iquitos. Entre sus resultados, detectaron la falta de socialización de los servicios que brindan.
“La pandemia trajo consigo las limitaciones para que los jóvenes no puedan hacer cumplir sus derechos sexuales y reproductivos. Hasta antes de la pandemia, se notaba un incremento en la demanda de estos servicios (…) Ahora, ellos se sienten abandonados”, refiere James Paredes, coordinador de Kallpa en Loreto, para este reportaje.
Con la pandemia estos servicios migraron de lo presencial a las teleconsultas, debido al déficit en personal sanitario; una medida que, para algunas adolescentes consultadas para este reportaje, resultó complicado acceder, dado el temor que sienten al hablar estos temas desde casa, cerca de sus padres.
No están preparadas
Cada vez que recuerda su proceso de gestación, Ana* revive momentos dolorosos. “Cuando me enteré que estaba embarazada, mi mamá no dudo en apoyarme. Las complicaciones vinieron a partir de los seis meses, con escalofríos y calenturas que terminaron en una fuerte infección. Me llegaron a internar en el hospital (Santa Gema) de Yurimaguas y ahí el doctor le dijo a mi mamá que bien podían salvar al bebé o a mí”, narra para este reportaje.
En ese entonces, Ana tenía 18 años. Si bien tanto ella como su hijo pudieron sobrevivir, lo cierto es que el embarazo repercute en la vida de niñas y adolescentes en diferentes niveles. Con el informe “Acelerar el progreso hacia la reducción del embarazo en la adolescencia en América Latina y el Caribe”, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el UNFPA y Unicef evidenciaron el impacto negativo en la salud de las adolescentes causadas por el embarazo; lo que, en el peor de los casos, termina con muertes maternas y neonatales.
En efecto, según el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Minsa, hasta la semana 18 del 2021, el 7.2 % de muertes maternas correspondían a menores de 19 años, por causas directas e indirectas, estas últimas relacionadas en su mayoría con el suicidio.
Fuente: Centro de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades
Desprotegidas
Desde que se decretó el estado de emergencia por la llegada de la Covid-19, el estado peruano aprobó diversas normas para garantizar la atención en los servicios de salud sexual y reproductiva; sin embargo, las barreras en el acceso a información o anticonceptivos se multiplicaron a tal punto de ocasionar planificaciones familiares insatisfechas o embarazos no deseados, según el diagnóstico realizado por el Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex).
En el informe se señala que solo en el primer semestre del 2020 las atenciones diarias en salud sexual y reproductiva en adolescentes de 12 a 17 años cayeron en un 89 %; es decir, representó el grupo etario más afectado.
Sin embargo, vale precisar que este problema también compromete a la misma comunidad. Y es que existen estereotipos y prejuicios que se construyen en la sociedad, los mismos que hacen notorios a la hora de que una adolescente decide planificar su vida. Según la ENDES 2019, solo el 18.9 % de las mujeres unidas con 15 a 19 años hablan frecuentemente con sus parejas sobre el uso de métodos de planificación familiar, mientras que el 10.8 % nunca lo hace.
Para James Paredes, de Kallpa, esta situación se refleja abiertamente en Loreto. “Normalizaron el hecho de que una adolescente salga embarazada, no se enfocan en la edad ni en las limitaciones que presentará en su educación, salud o economía. Entonces, cuando ven a una joven que opta por adquirir anticonceptivos, su propio entorno la juzga”, asevera.
Violencia e indiferencia
Un porcentaje preocupante de maternidades tempranas es producto de violaciones sexuales. Al respecto, no existe una data oficial y única que refleje este crudo panorama. Por un lado, el CNV, hasta el cierre de este reportaje, reportó la maternidad de 417 niñas de 0 a 14 años. Del total, Loreto ocupa el primer lugar con 74 casos.
Según la base de datos del Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar (Aurora), hasta mayo del presente, en Loreto se registraron 76 casos de violación sexual en niñas y adolescentes de 0 a 17 años.
Bajo este contexto el Minsa dispuso, desde el 2019, la entrega del llamado “kit de emergencia” para casos de violencia sexual a fin de evitar, entre otros riesgos, embarazos no deseados. El kit contiene Levonorgestrel (anticonceptivo oral de emergencia), prueba rápida para hepatitis B y para la detección de VIH/Sífilis, vacuna contra la difteria y tétano, entre otros. Sin embargo, su distribución aún es muy limitada y sometida a procesos burocráticos, pese a que la norma indica que se debe realizar sin ningún condicionamiento.
Por acceso a la información pública, se pudo conocer para este reportaje que, hasta mayo del presente, el Minsa solo entrego 11 kits en Loreto; cifra que se aleja de la cantidad total de violaciones sexuales perpetuadas en niños, niñas y adolescentes en lo que va del 2021.
Fuente: Minsa
Problema que repercute en todos y todas
Según la MCLCP, la maternidad en adolescentes sigue siendo la expresión más dura de la injustica social, de la pobreza y la vulnerabilidad de aquellas mujeres que provienen de las zonas rurales, que son indígenas o provienen de la Amazonía peruana, que tienen o han tenido limitado acceso a la educación y, a su vez, se encuentran en situación de pobreza y exclusión.
En su intento por mejorar este panorama, el estado peruano ha elaborado planes que ponen a la prevención del embarazo adolescente como prioridad en sus políticas públicas, como el Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia - PNAIA 2012-2021 (por parte del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables) o el Plan Multisectorial para la Prevención del Embarazo en Adolescentes 2013-2021 (por parte del Minsa) en los que se proponían a reducir este problema de salud pública en un 20 %. A nivel regional, se firmó el Acuerdo para el Desarrollo Humano Integral y la Gobernabilidad de Loreto 2019-2022 en el que los aspirantes al sillón regional se comprometían a disminuir de un 34.1 % a un 28 % la tasa de adolescentes embarazadas.
Pese a que estos planes y compromisos cuentan con indicadores y normas técnicas, la pandemia convirtió dichas proyecciones en metas utópicas, lo que obliga a las actuales autoridades a replantear sus estrategias a fin de que no se queden en el tintero.
No cabe duda que el impacto del embarazo adolescente afecta negativamente a todas y todos. En un reciente informe, Plan International y UNFPA advirtieron que la maternidad temprana contribuye globalmente a la transmisión intergeneracional de la pobreza, la vulnerabilidad y la desigualdad de género.
“La maternidad temprana ocurrida en 2019 en Perú le cuesta aproximadamente medio millón de dólares mensuales al país”, indicó Hugo Gonzales, representante del UNFPA Perú, durante la presentación de dicho estudio.
Aprovechar los espacios
Fiorella*, de 16 años, está a punto de terminar la secundaria. En un momento, quiso estudiar Ciencias de la Comunicación, pero ahora optó por Psicología, por una principal razón. “En mi colegio he visto que varias compañeras sentían temor de hablar con sus papás sobre su sexualidad. Por eso algunas salieron embarazadas, porque no tenían a quien recurrir. Es complicado. Incluso algunos profesores las señalaban indirectamente”, sostiene.
En casa, Fiorella junto a su mamá y hermano hablan sobre los riesgos de mantener relaciones sexuales sin protección, eso -indica- le ayuda a tomar decisiones e incluso saber identificar situaciones de peligro y violencia. “Me gustaría apoyar a aquellas chicas que, al no tener información, no saben a dónde acudir cuando quieren hablar sobre estos temas”, agrega.
Fiorella está convencida de que, ahora, se deben aprovechar espacios como las clases virtuales para poder hablar sobre educación sexual y reducir los casos de embarazo adolescente, coincidiendo de esta forma con los especialistas consultados para este reportaje.
Por lo pronto, el Ministerio de Educación (Minedu) aprobó en junio último, los lineamientos de Educación Sexual Integral (ESI) para la Educación Básica, a fin de ser puestas en práctica tanto en colegios públicos como privados. En la resolución se plasman tres principales estrategias: espacios para fortalecer las competencias de los miembros de la comunidad educativa, de participación de las y los estudiantes, y participación de las familias y comunidad.
“Desde la escuela, seguimos censurados para tratar (estos) temas (…) creo que la mirada integral (demuestra) que no es nada malo, debemos quitarnos la etiqueta de que hablamos de algo perverso (…) estamos hablando de derechos. Debemos educarnos para una relación armoniosa de pares que se tratan con equidad y respeto”, indicó Killa Miranda, viceministra de Gestión Pedagógica del Minedu durante la presentación del informe "Supervisión de intervenciones efectivas para la prevención del embarazo no planeado en adolescentes" realizado por la Defensoría del Pueblo.
Si bien es un avance, todavía falta mucho camino por recorrer. Historias como las de María y Ana muestran una cruda realidad en la que cientos de adolescentes aún están desinformados. Adecuar los canales oficiales y fomentar un trabajo multisectorial que parta de una mejor comunicación familiar hará que, después de décadas, este problema de violencia, pobreza y desigualdad se reduzca.
* Las adolescentes que fueron entrevistadas para este reportaje solicitaron mantener su identidad en reserva.
** El reportaje periodístico "Embarazo adolescente en Loreto: la otra emergencia reflejada en cifras" fue premiada con una mención honrosa en la categoría "REPORTAJES PERIODÍSTICOS - ESTUDIANTES" del III Concurso de Materiales Comunicacionales "Comunicación por la Igualdad: Hablemos de la salud sexual y reproductiva de las mujeres en tiempos de pandemia" organizado por Católicas por el Derecho a Decidir - Perú y la Embajada de los Países Bajos en Perú.